Segunda vez que subo este puerto que comienza con rampas duras se mantiene en un porcentaje que ya es bárbaro del 9-10% durante algunos kilómetros hasta que se llega al área recreativa Viapará y desde ahí 6 kilómetros extremos de dureza, algo inhumano, una auténtica barbaridad, para el último kilómetro llano hasta meta.
Uno, bueno no, el más duro con casi toda seguridad, algunos hablan del Mortirolo, yo no he estado así que no puedo opinar de el, pero Angliru es una auténtica pared, algo tremendo para los ciclistas profesionales que a medida que van subiendo, de uno en uno, van pidiendo que se les empuje pues es la única manera de subirlo, solo suben solos los 10 o 15 primeros y hoy alguno de los primeros recibió ayuda. Esto es lo malo de este puerto.
Lo bueno es el ambiente espectacular que hay, miles de personas y entre ellas cientos de ciclistas aficionados se atreven, bueno, nos atrevemos con estas rampas que te llevan hasta el más puro agotamiento, aunque te lo tomes con tranquilidad, como es mi caso, pero 12,5 kilómetros con una pendiente media de más del 10% es lo que tiene. Desde arriba unas vistas impresionantes salvo que se cubra el cielo y baje la niebla como ha ocurrido a última hora de la mañana.
Sin duda que repetiré el próximo año que se suba este coloso. Una experiencia inolvidable.
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