miércoles, 29 de septiembre de 2021

Mérida Sagrada

Nos quedamos en Mérida para celebrar el Día Mundial del Turismo, realizamos la ruta Mérida Sagrada, de la mano de Israel Espino (antropóloga cultural especializada en religiones) de Mérida Secreta. Una ruta que nos llevará por una de las primeras comunidades cristianas de Europa, descubrimos un lugar donde se ocultaban los primeros cristianos que eran perseguidos. En definitiva, una forma distinta de ver esta ciudad.

Comenzamos la ruta en la Basílica de Santa Eulalia, construida a partir de la reconquista de la ciudad, en 1230, sobre los restos de una antigua basílica paleocristiana, en la planta de la basílica aún pervive la estructura de la primitiva iglesia de época visigoda. Uno de los elementos más destacados del templo, de estilo románico, es la puerta abocinada, con arco de herradura al que se adosan arquivoltas y columnillas decoradas con motivos vegetales y aves. Son estas aves las que conectan un posible templo de cibeles en este lugar y que sería su origen primigenio. Tiene planta basilical con tres naves y cabecera tripartita de ábsides semicirculares, donde la nave principal mide aproximadamente quinientos metros. Destacan las capillas laterales al altar mayor y la puerta derecha de la fachada en estilo románico. 

Basílica de Santa Eulalia

Motivos de Aves en columnillas de la puerta

Las excavaciones en el subsuelo de la Basílica realizadas desde 1990 sacaron a la luz el recinto subterráneo hoy visitable. En esta Cripta aparecieron importantes restos romanos y visigodos dónde destacan los vestigios del primer Mausoleo de la Mártir de Santa Eulalia. A esta dedique una entrada "CRIPTA BASÍLICA SANTA EULALIA".

En el exterior se conserva el famoso "Hornito" construido en honor de la mártir Santa Eulalia, con los restos de lo que fuera un templo clásico rematado por ornamentos barrocos, dedicado al dios Marte. De los restos del templo a Marte se conservan parte de un una cornisa y friso en el que puede leerse MARTI SACRVM VETTILIA PACVLI (consagrado a Marte por Vettilia, esposa de Paculo) y algunos dinteles y pilastras.


Hornito

Dejamos la Basílica y nos dirigimos a la Plaza Joan Miró donde se encuentra el Obelisco de Santa Eulalia,  fue erigido en 1633 en honor de la mártir patrona de Mérida. Se emplearon en su construcción diversos materiales entre los que destacan piezas romanas, como tres aras cilíndricas y un capitel corintio, coronando el conjunto colocaron la imagen de la mártir con un togado. Cuenta una leyenda que se remonta al siglo XVII que cuando el pueblo de Mérida se portaba mal o cuando se avecinan sobre la ciudad grandes desastres y calamidades la imagen misteriosamente giraba 180 grados sobre si misma y se colocaba mirando hacia su iglesia y dando la espalda a la ciudad. Se tiene constancia de que se volvió por primera vez en el siglo XVII, cuando una gran epidemia de peste asoló gran parte del oeste peninsular. En 1936, año de comienzo de la Guerra Civil Española la imagen volvió a rotar, dándole la espalda a la ciudad de Mérida. La realidad se descubrió posteriormente y es que la pieza que conecta la cabeza con el cuerpo al enfriase se contrae y cogía holgura, de forma que con el viente la cabeza se movía.

Obelisco de Santa Eulalia

En la Sala Decumanos situada en la confluencia de la Calle Santa Eulalia y la Puerta de la Villa entramos para conocer la primera Domus Eclesiae de todo el Imperio Romano. Las primeras comunidades cristianas se reunían en casas particulares para celebrar su ritos y adoctrinar a los jóvenes aún no bautizados, en este lugar lo que se observa son los restos de la cisterna de la casa reformada para uso religioso. El hecho de estar ocultas hace pensar a los historiadores que las liturgias celebradas aquí eran clandestinas, con esto, se ha fechado en uno de los periodos de persecución cristiana, entre mediados del siglo III y principios del siglo IV. En las excavaciones apareció un crismón, que fue el símbolo más utilizado por los primeros cristianos para identificar los espacios dedicados a la liturgia. Un lugar desconocido que hemos tenido la oportunidad de descubrir.

El antiguo Convento de Jesús, actual Parador de Turismo de Mérida, se construyó en 1725 para cubrir la necesidad de conventos y hospitales en una ciudad asolada por las guerras con Portugal y las epidemias. El convento-hospital fue administrado por los Hermanos de la Orden Hospitalaria de Jesús Nazareno hasta su desamortización en 1839 cuando pasó a ser de propiedad municipal y destinado a diversos usos hasta que, en 1933, fue inaugurado como parador de turismo con apenas veintisiete habitaciones. Constructivamente es un edificio de barroco clasicista por lo que su fachada lejos del recargamiento de ese estilo sorprende por su limpia sencillez solo rota por una puerta enmarcada por pilastras bajo un frontón triangular, óculos cuadrilobulados y dos escudos de piedra: uno, el de la orden hospitalaria, el otro que señala que el convento fue de patronato real. Sobre ella, dos espadañas muy visibles desde la plaza que sirve de acceso al parador. 

En el interior, el convento contaba con una iglesia situada junto a una espaciosa enfermería, celdas, una gran cocina, amplios corredores, claustro y huerto. El edificio actual ha conservado, aunque transformados, los principales elementos aunque hubo que ampliar y crear pabellones nuevos que modificaron zonas secundarias del edificio. El Jardín del Parador, llamado "Jardín de Antigüedades" en su momento, fue el la simiente del primer museo de arte romano, Fray Domingo recogía los restos que iban apareciendo antes de que se deteriorasen y lo llevaba al Jardín de Antigüedades, hoy quedan algunos elementos que se pueden ver. 

Fachada del Parador


Nos desplazamos hasta el Convento de las Concepcionistas, fue fundado en 1588 y ha sido el único que se ha mantenido como convento. Se puede apreciar dos portadas renacentistas de tradición gótica adornadas, posteriormente, con motivos barrocos. Las monjas que ocuparon este convento de clausura, "Las monjas encerradas" se trasladaron a un convento de la provincia de Sevilla a finales de 2009. Con su traslado se terminó con las numerosas tradiciones emeritendes: los dulces de "las monjas", sus voces cantando al paso de las procesiones y, fundamentalmente, el recibimiento al alcalde de la ciudad, cada 8 de diciembre, para renovar el voto que desde 1620 la corporación emeritense realiza para defender que "la Virgen fue concebida sin pecado original".

Convento de las Concepcionistas

La siguientes parada es la Iglesia de Santa Clara, actualmente alberga la Colección de Arte Visigodo de Mérida, es una de las mejores obras del barroco clasicista con que cuenta la ciudad de Mérida. La Iglesia formaba parte del antiguo Convento de Santa Clara, mandado a construir en el siglo XVII por iniciativa del emeritense Lope Sánchez de Triana. Tras la desamortización, el convento sería objeto de usos varios, en 1838, fecha de constitución del museo, la iglesia se cedió para depósito de antigüedades. Se trata de un pequeño templo con planta en forma de cruz latina y se desarrolla en una sola nave abovedada, con lunetos y cúpula de casetones en el crucero. Sigue una tipología característica de las iglesias conventuales, donde se aprecia una segregación de los espacios destinados a la clausura. Hoy, dentro de las piezas que se exponen encontramos la Placa Fundacional de la Concatedral de Santa María, que será nuestra siguientes parada en la ruta.

Iglesia de Santa Clara

Placa fundacional de la Concatedral de Santa María en la Colección de Arte Visigodo

La actual Concatedral de Santa María se levanta, según las investigaciones de importantes arqueólogos e historiadores, sobre la que fuera Catedral de Santa Jerusalén, sede del arzobispado visigodo de EméritaCon la invasión árabe de la ciudad, la comunidad cristiana de Mérida se ve obligada a abandonar la población llevándose consigo las reliquias de la iglesia emeritense, entre las que se encontraban las de la mártir Eulalia. La irrupción de las tropas árabes en la ciudad traerá consigo la pérdida, en un principio provisional, de la sede metropolitana de Mérida. Posteriormente, bajo el pontificado de Calixto II, por bula de 28 de febrero de 1119, la Sede emeritense fue trasladada a Santiago de Compostela. En 1230 comienza la construcción de una capilla dedicada a Santa María sobre las ruinas de la seo visigoda. En el año 1479, Alonso de Cárdenasmaestre de la Orden de Santiago, ordena la ampliación de dicha capilla dando forma, de este modo, al templo actual, con el fin de convertirlo en la Iglesia Mayor de la ciudad. En 1994, con la Bula Universae Ecclesiae del papa Juan Pablo II, mediante la cual se restituye el antiguo arzobispado emeritense con el nombre de Mérida-Badajoz, el templo de Santa María obtiene la dignidad concatedralicia.

La concatedral, de planta rectangular, consta de tres naves (la central, dos veces más ancha que las laterales), separadas por pilares de sección cuadrada, con una columna adosada en cada frente sobre la que apean arcos apuntados. La cubierta de las naves, originariamente de armadura mudéjar, es de bóveda de aristas.

Concatedral de Santa María 

Leyenda del  "El Tesoro de Santa María"

Entre las leyendas que encierra la actual concatedral, destaca aquella que atribuye al templo como depositario del perdido Tesoro del Templo de Jerusalén.

Según las crónicas del historiador árabe del siglo X, Ahmad al-Razi, durante la conquista de Al-Andalus, se halló en uno de los templos de la ciudad de Mérida parte del Tesoro de Jerusalén, conseguido durante el saqueo del Templo de la Ciudad Santa por Nabucodonosor. Junto al monarca babilónico, había participado en el saqueo Isban, rey de Al-Andalus, quien traería parte del botín a MéridaEntre estos tesoros se hallaba, según citan todos los eruditos árabes, una misteriosa piedra de luz, "la alquila", que alumbraba la concatedral, en la que se guardaba, sin necesidad de lámparas, un cántaro de aljófar lleno de perlas que fue entregado al califa de Damasco, y después a su sucesor Suleyman, quien la colocó en la mezquita junto a la llamada Mesa de Salomón, de esmeraldas y piedras preciosas, también procedente de Mérida.
Las crónicas cuentan, que años después de la conquista de la ciudad, uno de los clérigos del antiguo templo metropolitano, aún destinado al culto cristiano, narraba cómo los árabes entraron en la ciudad llevándose una piedra que hallaron puesta debajo de un crucifijo, que esparcía tal claridad que se podía rezar las horas canónicas sin otra luz que la esparcida por ella. En cuanto a la legendaria Mesa, hay tantas descripciones como cronistas del mito. Según el Ajbar Machmua, una crónica bereber del siglo XI, es una mesa «cuyos bordes y pies, en número de 365, eran de esmeralda verde» y Al-Macin asegura que estaba «compuesta por una mezcla de oro y de plata con tres cenefas de perlas».

Y aquí finaliza la ruta que nos ha llevado a descubrir una Mérida desconocida, llena de historia y leyendas, que he querido trasladar en esta entrada.

Más fotografías de esta Ruta por Mérida 

sábado, 18 de septiembre de 2021

Ruta de Los Molinos


Vista de Arroyomolinos de Montánchez
Molino

En esta ocasión vamos a Arroyomolinos de Montánchez para hacer la Ruta de Los Molinos, tras unos churros partimos por la calle España, y la calle Altozano para llegar al pié de una pequeña Plaza de Toros, lugar donde tuvo lugar el enfrentamiento entre tropas inglesas y francesas en la Guerra de Independencia, que cada mes de octubre se rememora bajo el nombre de "La Sorpresa de Arroyomolinos". Este acontecimiento histórico tuvo lugar el 28 de octubre de 1811, durante la Guerra de la Independencia Española, produciéndose en esta localidad una de las más importantes victorias sobre el ejército francés. En ella, un ejército aliado anglo-hispano-portugués, bajo las órdenes del general Hill, derrotó a las tropas francesas del general Girard. La ruta nos llevará por la Garganta de Los Molinos, en la que podremos encontrar una treintena de molinos que aprovechaban el agua procedente de lo alto de la sierra para realizar la molienda. Tienen un origen romano aunque la mayoría de los que veremos datan del siglo XIX y alguno más moderno de principios del siglo XX. 

Al inicio encontraremos una serie de paneles informativos de esta ruta y otras alternativas en la zona. La ruta son 14 kilómetros de baja dificultad aunque si que hay una subida pero se hace perfectamente bien. El track de la ruta está disponible en WIKILOC:

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Croquis de la Ruta. Fuente: Panel informativo al inicio de la ruta

Continuamos por un camino estrecho, en un primer tramo con firme de piedras y hormigón, cómodo para transitar por él y rodeado de paredes de piedras que delimitan huertas y pequeños olivares, abandonamos el ruido de la ciudad y nos quedamos con el trino de los pájaros. No tardamos en llegar al primer molino, está bastante bien conservado, se puede observar su sala de molienda que está junto al camino, el canal o acequia por la que llega hasta él el agua. Durante la ruta veremos distintos molinos en estados de conservación diferentes, unos con su sala de molienda restaurada por el Ayuntamiento de Arroyomolinos de Montánchez, otros con tan solo alguna de sus partes visibles e incluso cubiertos de zarzas y otros arbustos, a los que es imposible acceder. Observamos una falta de mantenimiento que van haciendo mella en ellos, una verdadera pena, de poco sirve invertir en restaurar e intentar poner en valor este entorno si después no hay un mantenimiento mínimo tanto de los molinos como en el adecentamiento de los caminos y sendas hoy día invadidos en una buena parte por zarzas.

Molino

Molino

Todos los molinos que podemos encontrarnos en esta garganta son “molinos de cubo”, un tipo de molinos que se construían en aquellas zonas donde el agua era escasa, porque permitían una mayor potencia motriz,  sobre todo en las serranías, donde los cauces de los ríos eran muy irregulares, un canal o acequia en leve descenso conduciría el agua hasta el “cubo”, una especie de pozo, con estructura cilíndrica por la que caería el agua en vertical en una caída de 8-10 metros, aprovechando el desnivel de la sierra, moviendo la rueda horizontal situada en la parte inferior que haría girar el eje vertical que a su vez trasmitiría el giro a la muela superior, triturando el  grano que se cuela entre ésta y la piedra o muela inferior y produciendo la harina; este mecanismo se encontraba dentro de la “sala de la molienda”, el lugar donde trabajaba el molinero y que solía ser una construcción de planta cuadrada o rectangular, situada en la parte baja del cubo y normalmente  con cubierta de teja árabe sujeta por una sencilla armadura de madera.

Molino

Molino

Molino

Llegamos a una zona de altiplano donde el paisaje cambia, se nota la cercanía del pueblo y aparecen olivares que asoman por las altas paredes de piedra que flanquean el camino. Ya en Montánchez llegamos a la Plaza de España donde hacemos una parada para reponer fuerzas. Continuamos de vuelta a Arroyomolinos de Montánchez por una calle que sale a la izquierda de la plaza que en bajada nos saca del pueblo, encontrándonos a la derecha con una fuente que vierte sus aguas sobre un gran pilón de granito y sobre ella el castillo, justo antes de tomar el “Camino Real de Mérida”, un camino por el que descendemos, a veces empedrado y a veces convertido en una bonita senda que se abre y se cierra de vegetación, con unas espectaculares vistas de la dehesa. 

Vistas de Montánchez

Plaza de España de Montánchez

Camino Real de Mérida

Senda

Seguimos la senda hasta llegar al paraje conocido como "La Gargantilla" donde se encuentra la Piedra del Dedo Meñique, un bolo granítico de 40 toneladas que en su momento permitía un leve movimiento de balanceo con una leve presión, en la actualidad no se mueve, está fijada a la plataforma inferior, un lugar curioso. Desde ahí continuamos nuestro camino llegando a Arroyomolinos de Montánchez. 

Piedra del Dedo Meñique

Nos observan . . . . 

Así terminamos este bonito día de senderismo donde hemos descubierto un espectacular lugar a pocos kilómetros de Mérida. Es un maravilloso recorrido, envuelto siempre en vegetación, caminando a veces por tramos de senda y a veces por caminos estrechos y empedrados, con el arroyo de  los molinos a la izquierda, más abajo, encontrándonos con una sucesión de molinos, para volver a Arroyomolinos de Montánchez por un bonito camino, el “Camino Real de Mérida”.

Más fotografías de la ruta 

jueves, 2 de septiembre de 2021

Hondarribia

Hondarribia

Nos vamos a visitar Hondarribia, una acogedora y tranquila ciudad a orillas del Río Bidasoa, protegida por el monte Jaizkibel y la bahía de Txingudi, y abierta al mar Cantábrico. Con un carácter estratégico, ha dado lugar a una historia repleta de asedios, tratados de paz, bodas reales, e intercambios de  princesas. Ciudad amurallada con un trazado medieval, impresionantes palacios y con un precioso barrio de pescadores con casas coloridas y balcones repletos de flores. 

Las Murallas de la Villa (siglos XVI-XVII) que rodean el casco histórico, pertenecen al sistema de fortificación abaluartado. Se conservan cuatro baluartes: de San Nicolás, de la Reina (este último parcialmente reconstruido en el siglo XX) y los de San Felipe y de Santiago, ambos conservados parcialmente. También se pueden observar las enormes cortinas que unen los baluartes de San Felipe y de la Reina, así como la que une este último con el de San Nicolás. Son de gran interés también el cubo de Santa María, parcialmente conservado en las proximidades de la principal puerta de acceso al recinto murado que lleva la misma denominación. También se conserva la puerta de San Nicolás, situada cerca del baluarte de la misma denominación. El resto de las fortificaciones que rodeaban la ciudad fueron voladas en 1794 a causa de la Guerra de la Convención (o del Rosellón). Hondarribia disponía también de fortificaciones exteriores (principalmente dos revellines) de los que se conservan únicamente algunos vestigios de uno de ellos, denominado de San Nicolás.

Muralla

Baluarte de San Nicolás

Puerta de Santa María

Seguimos caminando y nos adentramos en el entramado de calles medievales para llegar a la Iglesia de Santa María de la Asunción y del Manzano, que fue construida en los siglos XV y XVI sobre las ruinas de una iglesia romana y antiguas murallas. En cierto momento, la renovación de las fortificaciones medievales de Hondarribia era tan urgente que fue necesario trasladar material para la construcción de la iglesia a las murallas. Finalmente en 1549, tras múltiples batallas, la primera etapa de construcción se dio por terminada y el edificio fue consagrado. Aunque la iglesia se construyó principalmente en estilo gótico, durante el siglo XVI se añadieron al edificio algunos elementos renacentistas, tales y como la entrada que vemos hoy. Otro de los elementos más destacables de la iglesia es la torre del campanario, en estilo barroco (siglo XVIII) de Francisco de Ibero.

Torre de la Iglesia

En lo que se refiere al Casco Histórico, dentro del recinto amurallado de Hondarribia se esconde un encantador casco viejo. La Puerta de Santa María era, y todavía es, la entrada principal al pueblo. Esta puerta medieval recibe a los visitantes y los guía a la Kale Nagusia (Calle Mayor), donde se encuentran algunos de los edificios más bonitos del Casco Histórico. Uno de esos edificios es el Ayuntamiento de Hondarribia, albergado en una construcción barroca del siglo XVIII. Otros edificios que nos llamaron la atención en nuestro paseo son el Palacio Zuloaga, un palacio urbano del siglo XVIII que en la actualidad alberga la biblioteca municipal y el archivo histórico. La Casa Casadevante, construida en el siglo XVII. La Calle Mayor termina en la Plaza de Armas.

Calle Mayor

La Plaza de Armas está dominada por un magnífico edificio llamado Castillo de Carlos V, el cual en la actualidad funciona como Parador. Es un impresionante edificio que alberga el Parador de Hondarribia y que fue en sus orígenes una fortaleza construida a finales del siglo X por el Rey Sancho II de Pamplona. En la actualidad se le conoce como Castillo de Carlos V por los trabajos de restauración y extensión ejecutados por Carlos V en el siglo XVI. Hondarribia fue testigo de muchas batallas debido a su ubicación junto a la frontera con Francia. Esas batallas causaron estragos en el Castillo de Carlos V. A finales del siglo XVIII el edificio fue gravemente dañado por las tropas francesas y permaneció en ruinas hasta que fue rehabilitado y transformado en Parador Nacional en 1968. Lamentablemente no está permitido el acceso a los no hospedados y no pudimos entrar a verlo.

Plaza de Armas

Castillo de Carlos V (Parador de Turismo)

El Barrio de la Marina se encuentra situado junto al antiguo puerto y es en él donde los pescadores de Hondarribia vivieron durante siglos, es una zona repleta de encantadoras casas de estilo vasco con coloridos balcones y contraventanas. Siempre hay un ambiente animado en la zona, especialmente alrededor de las calles San Pedro y Santiago. Por otra parte el Paseo de Butrón es posible disfrutar de las hermosas vistas del mar Cantábrico, el estuario del Río Bidasoa y la bahía de Txingudi con Hendaya (Francia) al otro lado. 

Barrio de La Marina

Paseo

Continuamos nuestro paseo hasta la playa y de ahí siguiendo el sendero GR121 hasta el Castillo de San Telmo, situado sobre el puerto refugio de Asturiaga, se le conoce como "Castillo de los Piratas", fue construido por Felipe II en 1598 con el fin de salvaguardar a las naves que fondeaban en el puerto y eran asaltadas por los piratas y corsarios, actualmente es propiedad privada y no se puede acceder. Continuamos la ruta hasta llegar al Faro de Higuer. Una bonita ruta por la costa. 

Castillo de San Telmo

Faro de Higer

Islote de Amuitz


Más fotografías de Hondarribia en 

miércoles, 1 de septiembre de 2021

Zumaia

Flysch de Zumaia

Llegamos en tren a Zumaia para visitar esta ciudad y sobre todo hacer una pequeña ruta geológica en un lugar muy interesante en cuanto a su geología. Primero damos un paseo junto al Río Urola hasta su desembocadura en el Cantábrico, que nos lleva hasta el Faro. Entramos en el Centro de Interpretación Algorri donde nos informan de que ver en el pueblo y las posibles rutas en el entorno de la ciudad. Y vamos directos a la Playa de Itzurun donde nos sorprende la fantástica formación geológica del Flysch. Dejamos la playa para subir hasta la Ermita de San Telmo, ubicada al borde del acantilado sobre la playa de Itzurun, la primera referencia sobre ella data de 1540, siendo su santo titular es el patrón de los marineros, de arquitectura de estilo popular. Desde la Ermita hay unas espectaculares vistas del Cantábrico y del Flysch.

Ermita de San Telmo

Ermita de San Telmo y Formación Flysch

Para ver el Flysch de Zumaia hicimos la pequeña ruta SL-Gi-5001 Algorri, que nos conduce por diferentes puntos de interés geológico. Desde la Ermita de San Telmo nos dirigimos por encima del acantilado hasta Algorri para volver a Zumaia y de nuevo a la Playa de Itzurum para visitar el afloramiento con más detenimiento.  
 
El Flysch está formado por estratos que intercalan capas duras con otras más blandas. La erosión hace que estas capas menos consistentes se desgasten con mayor facilidad. Así, poco a poco, van quedando las capas duras más expuestas, soportando más la erosión a la vez que protegen a las blandas. Este es el motivo de su característica forma con relieves con las capas blandas en los huecos y las duras en los salientes. El afloramiento de estas capas rocosas se debió, en este caso, a la colisión de las placas tectónicas Ibérica y Europea durante la orogenia alpina. Como resultado, quedaron expuestos materiales que contienen información de más de 50 millones de años de la historia de la Tierra, recorriendo los periodos del Cretácico superior y del Terciario.



La parte final del Cretácico aflora en la margen occidental de la cala de Algorri en forma de una sucesión de unos 200 metros, formada por una intercalación de calizas y margas calcáreas con pequeñas intercalaciones de turbiditas finas. Esta litología refleja un fondo marino profundo (2.000 m) y tranquilo, formado como consecuencia de la transgresión ocurrida al comienzo del Piso Maastrichatiense El afloramiento geológico podemos decir que representa un libro pétreo cuyas páginas son visibles a lo largo de más de 8 kilómetros de costa, que comienza en la zona de Deba, con rocas del Cretácico inferior (105 Ma.) y va avanzando en el tiempo hacia el este hasta llegar a la desembocadura del río Urola, donde las rocas son ya del Eoceno (50 Ma.). 



Más información del FLYSCH DE ZUMAIA 
en un documento pdf en mi DRIVE de GOOGLE.

En Zumaia visitamos la Iglesia de San Pedro, levantada tras la fundación de la villa en 1347, aunque sus orígenes están ligados al antiguo monasterio de Santa María, ya citado en el siglo XIII. El exterior parece una fortaleza e impresiona, su interior es de una sola nave destacando un espectacular retablo de finales del siglo XVI. Caminando llegamos al Convento de San José fundado en 1609  por Francisca Labayen, siendo uno de los primeros conventos de carmelitas del País Vasco que siguieron las reformas de Santa Teresa, normas de sobriedad que se reflejan en el edificio salvo los elementos de su portada añadidos en el siglo XX. Accedimos al mismo por un lateral a un patio pequeño pero muy bonito, junto al albergue de peregrinos, pues el pueblo es paso del Camino de Santiago. Tan solo caminar por el pueblo es descubrir numerosos edificios históricos como el Palacio Zumaia, el Palacio de Ubillos  o la Casa Palacio de Olazabal. De nuevo volvemos al tren para retornar a Donostia / San Sebastián después de un bonito día de geología en Zumaia.

Iglesia de San Pedro

Faro de Zumaia

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