Esta entrada no es una ruta como tal, se trata de describir una jornada en el Parque Natural de Cornalvo, donde durante varios paseos descubrimos un entorno fascinante, que aunque hoy día se encuentra sin mucha agua, sigue siendo espectacular. Comenzamos la jornada recorriendo parte de la Cañada Real Santa María de Araya, partimos desde el acceso al Berrocal del Rugidero, cruzamos el puente sobre el Arroyo de Las Muelas y caminamos por una pista entre una espectacular dehesa.
A la vuelta recorremos los apenas dos kilómetros de la Ruta del Berrocal del Rugidero, que transcurre por el Arroyo de Las Muelas entre impresionantes bolos de granito que a lo largo de los años la fuerza del agua ha ido erosionando, dando lugar a caprichosas formas, huecos y túneles que con la fuerza del agua a su paso hacen un característico sonido, lástima que en estos días no lleve agua.
Tras una parada para el bocadillo, continuamos con el paseo por el parque, en esta ocasión vamos hasta el Embalse de Cornalvo, la ruta azul transcurre por un camino que bordea el embalse, a lo largo del cual encontramos encinas y alcornoques junto con jaras. Son siete kilómetros partiendo de la Presa Romana construida en el siglo II para abastecer de agua a Emerita Augusta. Durante el recorrido se pueden observar aves acuáticas como somormujos, ánades y alguna garza.
En el camino nos encontramos a un singular alcornoque de más de 400 años de historia, el Emérito de Cornalvo, uno de los alcornoques más grandes del Parque Natural de Cornalvo, con un tronco de 4 metros de perímetro y del cual emergen cuatro ramas principales.
También en este recorrido conocemos como funciona el Embalse de Cornalvo, su llenado se realiza desde el Embalse del Muelas, desde donde parte un sinuoso canal realizado por los romanos de más de 6,5 kilómetros de longitud que discurre entre la dehesa y que transporta el agua hasta el Embalse de Cornalvo. Es una singularidad de este lugar, que no se llena gracias al aporte de sus afluentes, sino que lo hace trasvasando agua de un embalse a otro. Cuando el embalse se llena el agua rebosa por la cola del embalse y va a parar al Arroyo de las Muelas, dado que la presa romana no tiene aliviaderos.
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