lunes, 18 de diciembre de 2023

Sepulcro Prehistórico de Huerta Montero


Estamos en Almendralejo (Badajoz) para visitar el Sepulcro Prehistórico de Huerta Montero, un dolmen tipo Tholos construido hace 4650 años, en el III milenio a.C. y perteneciente a la edad del cobre (entre el Neolítico y la Edad del Bronce). Se trata de un enterramiento colectivo en dos fase sucesivas separadas por unos 300 años. Se encuentra situada en medio de la Vega de Harnina, que durante el Calcolítico tenía un poblado fortificado con varias líneas de murallas en el "Cabezón de San Marcos" y una aldea a sus pies, además de pequeñas aldeas más alejadas como la del sepulcro donde nos encontramos.

En esta tumba colectiva se comienzan a utilizar nuevas técnicas constructivas como el tapial o la cubierta de falsa bóveda. Además fue construido en el subsuelo, siendo la falsa cúpula y el túmulo de la cubierta las únicas partes aéreas, esto permitió que al derrumbarse la bóveda, se sellara y todo su contenido se ha conservado en buen estado hasta nuestros días. 



Como otras muchas tumbas de la Edad del Cobre, está orientada para que el sol penetre hasta la cámara el día 21 o 22 de diciembre, al amanecer del solsticio de invierno.

Se hallaron las losas que cerraban las puertas del corredor. También se excavaron los restos de 115 personas enterradas, con sus ajuares.

Se accede a la tumba por una rampa escalonada excavada en el caleño y la arenisca de unos 5 metros de longitud. Esto nos lleva al vestíbulo en descenso durante unos 3 metros. Junto a la entrada tiene dos ortostatos a cada lado. La losa que está apoyada en el muro del vestíbulo, es la que cerraba la tumba.

El corredor se construyó con la técnica tradicional megalítica,  a base de losas dispuestas en sentido vertical (ortostatos), y techado con losas dispuestas horizontalmente, formando una cubierta adintelada. Para los ortostatos y las losas del corredor se usaron piedras más dura, el gneis de tonos rojizos.




La planta de la cámara traza un círculo irregular con una altura de 1,5 metros. La pared es de tapial, que estaba oculta por losas de pizarra fijadas con barro. El suelo de la cámara se preparó con un enlucido de barro muy duro, aplicado de forma irregular sobre la arenisca. Encima se arrojaron pequeños trozos de pizarra. La cámara se cubrió con una falsa bóveda formadas por hiladas de aproximación de piedras. El diámetro de las sucesivas hiladas es cada vez menor, hasta que se produce el cierre de la cúpula. Actualmente sólo se conserva la primera hilada.

Existen tres agujeros hallados en la capa caliza, se conservan algunas piedras que sirvieron para colocar postes de madera. El trazado de la linea que une los tres postes, apunta a la dirección del nacimiento del sol en el solsticio de invierno, orientación muy similar a la del eje longitudinal de la cámara. Fueron utilizados para la construcción de este sepulcro.

En el primer enterramiento, aparece toda la superficie de la cámara llena de restos humanos, constatándose a cuatro individuos en posición fetal. Se encontraron restos de 75 individuos, 42 adultos y 33 niños o jóvenes. La esperanza de vida era de 23,47 años. Junto a los restos se halló un ajuar rico y variado.


En el segundo enterramiento que data entre 4.220 y 3.720 años desde el presente. Los huesos se encuentran al fondo de la cámara formando una figura de media luna. Los cráneos y huesos más largos se sitúan en la zona central, mientas que los huesos pequeños se sitúan en los extremos. Se encontraron restos de 34 individuos, 23 adultos y 11 niños o jóvenes. La esperanza de vida era de 21,5 años, menor que los individuos de la primera ocupación.

La excavación de esta tumba comenzó a finales de 1988, motivada por el descubrimiento de una losa de pizarra desenterrada por un tractor. La excavación duró tres años ininterrumpidamente hasta finales de 1991. En 2009 se retomaron los trabajos para la cubrición, restauración y musealización del monumento. En la actualidad, se puede visitar previa solicitud en la Oficina de Turismo de Almendralejo. Durante los días del solsticio de invierno en el Sepulcro de Huerta Montero está abierto a primeras horas de la mañana, y cada año acuden más personas interesadas en observar en directo este acontecimiento, en el que los primeros rayos de sol atraviesan la cámara y la dividen en dos partes iguales.

miércoles, 13 de diciembre de 2023

Palacio Real de Olite


Contemplando su majestuoso perfil y la elegancia de sus caprichosas torres, no resulta difícil trasladarse al medievo e imaginar cómo era la vida cortesana en un palacio que contaba con ricas decoraciones, exóticos jardines e incluso un zoológico. En él se celebraban justas y torneos, juegos de pelota e incluso corridas de toros. Olite rememora aquel pasado, en el que llegó a ser la sede de la Corte en tiempos de Carlos III el Noble, durante sus Fiestas Medievales.

Es la prueba del esplendor cortesano que durante la Edad Media vivió la ciudad de Olite, histórica localidad situada en la Zona Media de Navarra, a 42 kilómetros al sur de Pamplona. Declarado Monumento Nacional en el año 1925, ocupa un tercio del casco urbano medieval y está considerado como uno de los conjuntos civiles góticos más interesantes de Europa.


Pero si hay un momento clave en la historia del Palacio Real de Olite es 1813, durante la Guerra de la Independencia. Ese año, el general Francisco Espoz y Mina ordena prenderle fuego y destruirlo totalmente para que los franceses no pudieran tomarlo y hacerse fuertes en él. Posteriormente, en 1913 el palacio fue adquirido por la Diputación Foral de Navarra y 10 años más tarde, en 1923 se convocó un concurso entre arquitectos para su remodelación. Los hermanos José y Javier Yárnoz Larrosa fueron los ganadores y en 1937 comenzó su reconstrucción.

Fue declarado Monumento Nacional el 17 de enero de 1925 junto a la Iglesia de Santa María. En 2008 fue elegido primera maravilla medieval de España por la Revista Medieval.

En los últimos años ha sufrido diferentes obras y modificaciones para adaptarse a los nuevos tiempos: se ha mejorado el acceso con una rampa y nuevas escaleras así como con un ascensor en el interior.



Se accede al palacio por la Sala de los Arcos y una Escalera de Caracol que nos lleva a la Cámara de la Reina, Leonor pasaba largas temporadas en el castillo, la sala estaba equipada con todo lujo de detalles, ventanas con vidrieras de colores, los sueltos de cerámica esmaltada de vivos colores, en las paredes pinturas y yesería. La cámara conectaba con el Jardín Colgante de la Reina y con la Cámara del Rey con grandes ventanales góticos. La familia real accedía a sus cámaras a través de la Cámara de los Yesos, decorada con paneles de yesería realizados por artesanos mudéjares y que servía para impresionar a los visitantes.


La Galería del Rey desde la cual podía contemplar el jardín de naranjos que había a sus pies, los Patios de la Morera y de la Pajarera, con unos bonitos arcos góticos. Por su parte la Galería de la Reina se conforma como un jardín colgante enmarcado en un claustro a dos alturas, por todos lados había rosales traídos de Alejandría y en cada esquina un naranjo, en el centro una fuente octogonal, actualmente está restaurado y tienen una sola altura con 22 arcos.
 
A continuación continuamos para visitar sus seis torres. La Torre de la Atalaya, que es la que mejor conserva su aspecto original, era la más alta del palacio, desde ella se divisa todo el entorno. La Torre de los Cuatro Vientos desde la cual los reyes observaban las fiestas, torneos, justas o corridas de toros. La Torre del Portal de Fenero, la del Aljibe, la del Homenaje que es el cuerpo central del palacio y en su interior se sitúan una serie de cámaras, su terraza era cubierta con techo y galería, en la segunda planta se puede ver una exposición del proyecto de reconstrucción de este espectacular palacio durante el año 1924. La Torre de las Tres Coronas, la leyenda dice que Carlos III la mandó construir como casa de juegos para sus hijos y que por eso todo dentro de ella es mucho más pequeño que en el resto del palacio. Con esto y tras un largo rato paseando por las distintas estancias del palacio finalizó nuestra visita a este interesante lugar.

Torre de la Atalaya

Torre de los Cuatro Vientos

Torre de las Tres Coronas

Más fotografías en mi 

lunes, 11 de diciembre de 2023

Pamplona


En la fértil vega del río Arga se asienta Pamplona ciudad llena de historia y hondas tradiciones. En las calles y plazas de su casco antiguo se conserva un importante conjunto monumental presidido por sus iglesias y murallas medievales.


Fundada por el general romano Pompeyo en el 75 a. de C., la importancia de la ciudad aumentaría en el siglo X con el reino de Pamplona.


El casco antiguo se convierte en un buen lugar para conocer las excelencias de la variada gastronomía navarra. En cualquiera de los restaurantes se pueden saborear típicos productos de la huerta navarra a través de sus variados pintxos.


Un paseo por la ciudad de Pamplona, donde visitamos la Plaza del Castillo, el Paseo de Sarasate, la Plaza de Toros, la Catedral o la Calle de la Estafeta, entre otros muchos lugares. 


Catedral de Santa María la Real

Fue construida durante los siglos XIV y XV, sobre los restos de un templo románico. La fachada neoclásica de 1799 es de Ventura Rodríguez y el interior es gótico francés.

La campana María, situada en la torre izquierda, data de 1584 y es la segunda más grande de España, con sus 12 000 kilos. El claustro, terminado en el año 1472, está considerado como uno de los más bellos de Europa. 


La talla de Santa María la Real es románica del siglo XII, la imagen mariana más antigua de las conservadas en Navarra, y es de madera revestida en plata. El niño y el trono son añadidos, de los siglos XVII y XVIII respectivamente. Frente a ella se coronaban los reyes de Navarra. También son de destacar los retablos, la sillería del coro, de Esteban de Obray, el Santo Cristo de Anchieta, el sepulcro de alabastro de Carlos III el Noble y su esposa Leonor de Trastámara.





Plaza de Toros.

Aprovechado el mercado navideño pudimos acceder a su interior, donde se ha instalado una carpa en el albero para mostrar en sus puestos, productos artesanos de la provincia. 

Es el segundo coso taurino de España, sólo superado en capacidad por el de las Ventas. Propiedad de la Casa Misericordia, fue inaugurada el 7 de julio de 1922. En 1967 se amplió y el arquitecto encargado de la reforma fue Rafael Moneo. En ella se celebran los espectáculos taurinos de San Fermín y el resto del año permanece cerrada, salvo los días en que se organizan conciertos o algún otro tipo de espectáculo.





Monumento a los encierros


Plaza del Castillo.


Es el corazón de la ciudad, su centro neurálgico y punto clave a lo largo de la historia pamplonesa. Su nombre proviene del castillo que estaba situado en su parte oriental en la zona de la bajada de Javier. Durante la edad media sirvió de tierra de nadie en los momentos difíciles entre los tres burgos; además de su función militar, fue mercado en 1324 y, en el siglo XIV, se utilizó para sembrar hierbas y trigo.

Luego se convirtió en un descampado, hasta que en el siglo XVII se fue incorporando a la vida urbana de la ciudad. No fue hasta mediados de siglo cuando se empezaron a instalar viviendas.

La plaza se configuró pronto como un espacio de ocio y espectáculos ideal. Desde 1405 acogió las celebraciones y justas que festejaban las efemérides monárquicas o los patronos de la ciudad. Además, desde 1385 hasta 1844 fue aquí donde se desarrollaron prácticamente todas las corridas de toros.

El kiosco del centro, de 1943, sustituyó a otro de madera de 1910.

Plaza del Castillo


Ciudadela.

Fue declarada Monumento Nacional, está considerada como uno de los mejores ejemplos de la arquitectura militar del renacimiento español y uno de los más destacados conjuntos defensivos de Europa. 


Ciudadela

Se trata de una fortificación renacentista construida entre los siglos XVI y XVII, que en la actualidad se mantiene gran parte de ella en pie como jardín, paseo y con actividades culturales en sus edificios, en estos momento había conciertos y una exposición en el polvorín. Felipe II ordenó su construcción en 1571, dentro de un plan de renovación y fortalecimiento general de las fortificaciones de la ciudad. El encargado de diseñarla fue el ingeniero militar Giacomo Palearo "el Fratin". Se trata de un recinto con planta en forma de estrella de cinco puntas. Desde cada una de las puntas se controlan todos los posibles ángulos de ataque. Dos de estas puntas estaban dirigidas hacia el interior de la ciudad para el control de la misma. Las denominaciones de los baluartes son: San Antón, el Real, Santa María, Santiago y la Victoria.
 
Consta en los documentos, donde el ingeniero Antonelli informa a Felipe II en 1569 lo siguiente:"Pamplona es ahora más frontera que metrópoli... ha de tener un muy principal castillo, porque estando aún fresca la memoria del gobierno de su rey natural... todavía es necesario asegurarse también con una fuerza, de sus voluntades... La obra deberá servir para defenderse del peligro extrínseco, pero también intrínseco".




La Ciudadela se puede dar por concluida en 1645, aun así se reforzó con medias lunas exteriores en 1685 y en la primera mitad del siglo XVIII, que reforzaban el sistema defensivo.  Este refuerzo se hizo en base al proyecto de Juan de Ledesma, siguiendo el sistema conocido como "de Vauban", por el nombre del ingeniero militar que renovó la ingeniería militar en tiempos de Luis XIV. Se construyeron dos medias lunas entre los baluartes de Santiago y de La Victoria (hacia la puerta de Taconera), y entre el de San Antón y El Real (hacia la puerta de San Nicolás). Además, en los lados situados entre los baluartes de Santiago, Santa María y el Real se levantaron también contraguardias que las rodeaban por los dos frentes, mejorando su capacidad defensiva.
 
Pocas veces ha sido sitiada, aunque sí tomada. El 16 de febrero de 1808 el ejército francés de Napoleón al mando del general D'Armagnac, que por el tratado de Fontainebleau con el rey Carlos IV tenía permiso para atravesar la península ibérica para la invasión de Portugal, la ocupó. Los oficiales se alojaron en casas de los nobles de la ciudad y el resto de los soldados, hasta 4000, se acuartelaron en distintas zonas. Esta situación no estuvo exenta de tensión, que produjo una reyerta callejera con el resultado de la muerte por acuchillamiento de uno de los soldados. En un ambiente hostil, Napoleón ordenó a D´Armagnac tomar la ciudadela.
 


En 1823 los soldados liberales ofrecieron mayor resistencia durante cinco meses ante el ejército de los Cien Mil Hijos de San Luis. Durante la Guerra Civil Española, en su parte posterior, en la puerta del Socorro, los sublevados llevaron a cabo numerosos fusilamientos de republicanos a través de una represión ejercida en Navarra de gran dureza. Fue colocado un monolito en 2012 en la zona de los fosos cercana a la Puerta del Socorro. Entre 1937 y 1939 la Ciudadela fue utilizada por las tropas franquistas como parte del campo de concentración de prisioneros de Pamplona.


En su interior conserva algunos edificios: El polvorín de 1694 por Torelli, el almacén de mixtos, reformado en 1720 por Ignacio Sala y Sala de Armas de 1725 por el ingeniero Jorge Próspero de Verboom. Se encuentra rodeada por todas partes por el parque conocido como Vuelta del Castillo, la zona verde más grande de Pamplona y que permaneció durante siglos sin construir por motivos de defensa.