En la fértil vega del río Arga se asienta Pamplona ciudad llena de historia y hondas tradiciones. En las calles y plazas de su casco antiguo se conserva un importante conjunto monumental presidido por sus iglesias y murallas medievales.
Fundada por el general romano Pompeyo en el 75 a. de C., la importancia de la ciudad aumentaría en el siglo X con el reino de Pamplona.
El casco antiguo se convierte en un buen lugar para conocer las excelencias de la variada gastronomía navarra. En cualquiera de los restaurantes se pueden saborear típicos productos de la huerta navarra a través de sus variados pintxos.
Un paseo por la ciudad de Pamplona, donde visitamos la Plaza del Castillo, el Paseo de Sarasate, la Plaza de Toros, la Catedral o la Calle de la Estafeta, entre otros muchos lugares.
Catedral de Santa María la Real
Fue construida durante los siglos XIV y XV, sobre los restos de un templo románico. La fachada neoclásica de 1799 es de Ventura Rodríguez y el interior es gótico francés.
La campana María, situada en la torre izquierda, data de 1584 y es la segunda más grande de España, con sus 12 000 kilos. El claustro, terminado en el año 1472, está considerado como uno de los más bellos de Europa.
La talla de Santa María la Real es románica del siglo XII, la imagen mariana más antigua de las conservadas en Navarra, y es de madera revestida en plata. El niño y el trono son añadidos, de los siglos XVII y XVIII respectivamente. Frente a ella se coronaban los reyes de Navarra. También son de destacar los retablos, la sillería del coro, de Esteban de Obray, el Santo Cristo de Anchieta, el sepulcro de alabastro de Carlos III el Noble y su esposa Leonor de Trastámara.
Plaza de Toros.
Aprovechado el mercado navideño pudimos acceder a su interior, donde se ha instalado una carpa en el albero para mostrar en sus puestos, productos artesanos de la provincia.
Es el segundo coso taurino de España, sólo superado en capacidad por el de las Ventas. Propiedad de la Casa Misericordia, fue inaugurada el 7 de julio de 1922. En 1967 se amplió y el arquitecto encargado de la reforma fue Rafael Moneo. En ella se celebran los espectáculos taurinos de San Fermín y el resto del año permanece cerrada, salvo los días en que se organizan conciertos o algún otro tipo de espectáculo.
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Monumento a los encierros
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Plaza del Castillo.
Es el corazón de la ciudad, su centro neurálgico y punto clave a lo largo de la historia pamplonesa. Su nombre proviene del castillo que estaba situado en su parte oriental en la zona de la bajada de Javier. Durante la edad media sirvió de tierra de nadie en los momentos difíciles entre los tres burgos; además de su función militar, fue mercado en 1324 y, en el siglo XIV, se utilizó para sembrar hierbas y trigo.
Luego se convirtió en un descampado, hasta que en el siglo XVII se fue incorporando a la vida urbana de la ciudad. No fue hasta mediados de siglo cuando se empezaron a instalar viviendas.
La plaza se configuró pronto como un espacio de ocio y espectáculos ideal. Desde 1405 acogió las celebraciones y justas que festejaban las efemérides monárquicas o los patronos de la ciudad. Además, desde 1385 hasta 1844 fue aquí donde se desarrollaron prácticamente todas las corridas de toros.
El kiosco del centro, de 1943, sustituyó a otro de madera de 1910.
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Plaza del Castillo |
Ciudadela.
Fue declarada Monumento Nacional, está considerada como uno de los mejores
ejemplos de la arquitectura militar del renacimiento español y uno de
los más destacados conjuntos defensivos de Europa.
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Ciudadela |
Se trata de una fortificación renacentista construida entre los siglos XVI y XVII, que en la actualidad se mantiene gran parte de ella en pie como jardín, paseo y con actividades culturales en sus edificios, en estos momento había conciertos y una exposición en el polvorín. Felipe II ordenó su construcción en 1571, dentro de un plan de renovación y fortalecimiento general de las fortificaciones de la ciudad. El encargado de diseñarla fue el ingeniero militar Giacomo Palearo "el Fratin". Se trata de un recinto con planta en forma de estrella de cinco puntas. Desde cada una de las puntas se controlan todos los posibles ángulos de ataque. Dos de estas puntas estaban dirigidas hacia el interior de la ciudad para el control de la misma. Las denominaciones de los baluartes son: San Antón, el Real, Santa María, Santiago y la Victoria.
Consta en los documentos, donde el ingeniero Antonelli informa a Felipe II en 1569 lo siguiente:"Pamplona es ahora más frontera que metrópoli... ha de tener un muy principal castillo, porque estando aún fresca la memoria del gobierno de su rey natural... todavía es necesario asegurarse también con una fuerza, de sus voluntades... La obra deberá servir para defenderse del peligro extrínseco, pero también intrínseco".
La Ciudadela se puede dar por concluida en 1645, aun así se reforzó con medias lunas exteriores en 1685 y en la primera mitad del siglo XVIII, que reforzaban el sistema defensivo. Este refuerzo se hizo en base al proyecto de Juan de Ledesma, siguiendo el sistema conocido como "de Vauban", por el nombre del ingeniero militar que renovó la ingeniería militar en tiempos de Luis XIV. Se construyeron dos medias lunas entre los baluartes de Santiago y de La Victoria (hacia la puerta de Taconera), y entre el de San Antón y El Real (hacia la puerta de San Nicolás). Además, en los lados situados entre los baluartes de Santiago, Santa María y el Real se levantaron también contraguardias que las rodeaban por los dos frentes, mejorando su capacidad defensiva.
Pocas veces ha sido sitiada, aunque sí tomada. El 16 de febrero de 1808 el ejército francés de Napoleón al mando del general D'Armagnac, que por el tratado de Fontainebleau con el rey Carlos IV tenía permiso para atravesar la península ibérica para la invasión de Portugal, la ocupó. Los oficiales se alojaron en casas de los nobles de la ciudad y el resto de los soldados, hasta 4000, se acuartelaron en distintas zonas. Esta situación no estuvo exenta de tensión, que produjo una reyerta callejera con el resultado de la muerte por acuchillamiento de uno de los soldados. En un ambiente hostil, Napoleón ordenó a D´Armagnac tomar la ciudadela.
En 1823 los soldados liberales ofrecieron mayor resistencia durante cinco meses ante el ejército de los Cien Mil Hijos de San Luis. Durante la Guerra Civil Española, en su parte posterior, en la puerta del Socorro, los sublevados llevaron a cabo numerosos fusilamientos de republicanos a través de una represión ejercida en Navarra de gran dureza. Fue colocado un monolito en 2012 en la zona de los fosos cercana a la Puerta del Socorro. Entre 1937 y 1939 la Ciudadela fue utilizada por las tropas franquistas como parte del campo de concentración de prisioneros de Pamplona.
En su interior conserva algunos edificios: El polvorín de 1694 por Torelli, el almacén de mixtos, reformado en 1720 por Ignacio Sala y Sala de Armas de 1725 por el ingeniero Jorge Próspero de Verboom. Se encuentra rodeada por todas partes por el parque conocido como Vuelta del Castillo, la zona verde más grande de Pamplona y que permaneció durante siglos sin construir por motivos de defensa.