Pero bueno, subí para hacer una rutita por el entorno de Superbagnères, sin una fija, tomo un camino que en un principios transcurre en terreno árido, ocupado en invierno por las pistas de esquí pero que pronto se adentra en un precioso bosque por el que sigo un camino que me lleva a ningún sitio o a todos a la vez pues el lugar es precioso, te emociona. Como digo simplemente me dejo llevar, estoy solo en un bosque con el ruido del agua, los pájaros, es tremendo.
Llegado un punto tomo una ruta marcada que desde un punto abajo de la estación de esquí me llevará con un ascenso un tanto durillo hasta Superbagnéres, un ascenso que disfruto, lo hago lentamente no tanto por el cansancio acumulado del día (a esas altura casi 4 horas de ruta subiendo y bajando) sino por el placer de estar allí por que el momento dure lo más posible, que no se acabe.
Pero de pronto sucede algo, me encuentro en un prado, verde verde, con una casita y vacas, muchas vacas, es precioso, una postal y me tiro en el prado un largo tiempo simplemente observando la foto y el fondo de las grandes montañas de los Pirineos, no quiero irme, pero me espera una última subida hasta donde tengo el "Ferrari" aparcado.
En la propia estación decido sentarme en una terraza a tomar un café (que no olvidaré) y observar el paisaje, grabarlo en mi retina y que mis neuronas guarden este momento para la eternidad, no lo olvidaré, seguro.
El pico del centro es el ANETO
Una vez desciendo por esa carretera de antes llego a un cruce en el cual me indica Col du Portillon y de nuevo me vienen imágenes del Tour de France, de las veces que he visto subir este puerto a Miguel Indurain y bueno, decido subirlo con el coche, aunque solo sea por hacerle una foto al cartel del puerto.
Un día para recordar este 8 de Septiembre
"Día de EXTREMADURA".
Un saludo.
Y mañana más . . .
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