Volvamos a la Colina del Chateau, como digo las vistas son alucinantes.
Esta colina es un parque botánico, del castillo quedan restos de la muralla y de donde se situaban las torres convertidas ahora en miradores. Los jardines son preciosos, con una cascada artificial que es espectacular.
Bajando de la colina encontramos Cours Saleya, que por las mañanas se convierte en un mercado de vegatales y flores, y por la tarde de artiesanía. Es un conglomerado de aromas que invade todo, y te penetra en los sentidos, impresionante.
De ahí decidí adentrarme en el Vieux Nice, la parte antigua de Niza, unas calles estrechas y con edificios de cuatro plantas, dando una sensación de auténtico barrio antiguo, con multitud de tiendas de alimentación, especias, restaurantes de todo tipo de comidas, los colores de algunos edificios como la llamada Casa de Adan y Eva, con fachada de bajorelieves, los aromas, son sensaciones que percibes y que no voy a olvidar, sobre todo los olores.
Después de una comida me recorro caminando todo el paseo marítimo, Promenade des Anglais, la zona comercial y por la noche vuelvo al paseo con algo de lluvia y las sensaciones, como esperaba son otras, el paseo iluminado con el golpeo de las olas sobre la playa.
Ceno en el puerto delante de algunos barquichuelos, vaya pedazo de yates, que mamones de donde sacarán tanta pasta, joder.
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