Nos encontramos ante uno de los yacimientos arqueológicos urbanos más grandes de la península, su situación, junto al río Guadiana y su proximidad al puente romano, han favorecido la ocupación de esta zona de la ciudad a lo largo de la historia: romana, visigoda, islámica, medieval, cristiana, moderna y contemporánea.
Se conserva un extenso tramo de muralla con sus fábrica original, una anchura de casi tres metros y cuya altura pudo llegar a se de ocho metros. La primitiva muralla se reforzaba a tramos mediante torres, al acceder por la rampa al yacimiento lo hacemos por lo que sería una de las puertas de la muralla, construida en el bajo impero, en el siglo IV para defender una concurrida vía que daba acceso al Foro Provincial (hoy la Calle Almendralejo).
Morería nos ofrece una visión de la evolución del urbanismo desde el siglo I hasta época visigoda, se puede ver como se fueron modificando las calzadas porticadas, las viviendas y las manzanas en las que quedan englobadas. En la primera planificación urbanística de la ciudad, los romanos organizan el entramado callejero en vías anchas paralelas y perpendiculares que delimitaban manzanas, con el paso del tiempo esto fue desdibujándose, algunas vías fueron rectificadas, otras desaparecieron para el uso público siendo invadidas por las edificaciones. En este yacimiento caminamos sobre una de estas vías llegando a lo que fue en su momento un cruce de calles en el cual se situaba una gran piedra que a su vez servía como tapadera de las cloacas y moderador de la velocidad de los carruajes. Estas calles en su momento iban flanqueadas por soportales para uso peatonal, sostenidos por columnas de granito.
Otro punto importante en la ciudad fue la evacuación de las aguas fecales fuera de la ciudad, en concreto, al río Guadiana y a su afluente el Albarregas, las construcciones para este fin transcurrían bajo las calles y se siguieron utilizando hasta bien entrado el siglo XX.
La mayor parte de las viviendas romanas contaban con locales comerciales emplazados independientemente en las esquinas de los inmuebles, talleres, tiendas o mesones se abrían a la calle.
Muy importante en el yacimiento es la Casa de Los Mármoles, que nos muestra la suntuosidad de una vivienda de finales del siglo III, la época de mayor apogeo de la ciudad, que ocupaba toda una manzana, llegando a tener dos alturas. Desde la calle, los viandantes podían contemplar la riqueza de la que se hacía ostentación.
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