lunes, 20 de noviembre de 2017

Barbacena (Portugal)

Todo un descubrimiento a poco más de quince kilómetros de Badajoz, una pequeña población de la raya perteneciente al concelho de Elvas, con una fortificación defensiva de la frontera y unas chimeneas típicas portuguesas que hacen de esta localidad una de las más bonitas de la raya y muy recomendable visitar.


El Castillo y la Fortificación

Es un ejemplo de arquitectura militar, medieval y abaluartada, encuadrada en la población sobre un otero, rodeado de vivienas.

El Castillo es de planta rectangular con dos torreones cilíndricos hacia el oeste, las almenas fueron transformadas en parapetos de las murallas. Se pueden observar las garitas de sección rectangular con algún deterioro por el paso del tiempo. En el interior se sitúa la cisterna y edificaciones en todo el perímetro, al oeste la Casa del Gobernador, de dos pisos. Rodeando al castillo la fortificación abaluartada de planta estrellada, con dos medios baluartes y su cortina al norte, y el revellín previo a la entrada en el oeste, que se alarga y encuentra con los semibaluartes prolongados de esa cara occidental.


Barbacena fue conquistada por el rey Sancho II en la primera mitad del siglo XIII. En 1273 D. Estevao Anes otorgó carta foral al Barbacena. En el siglo XIV bajo el reinado de João I de Portugal (1385-1433) Barbacena era propriedad de João Fernandes Pacheco. En 1388 era señor de Barbacena Martím Alfonso de Melo, alcalde de Évora. En 1519, D. Manuel le daría un nuevo fuero y ordenó la reconstrucción de su primitivo castillo medieval. 

En 1536, pasa a D. Jorge Henriques, hombre de confianza del rey D. Juan III, quien continúa con la restauración. Ya en 1575 la fortificación es comprada por Diogo de Castro en Río, Caballero de la Orden de Cristo y noble de la Casa Real, primero en utilizar el título de Señor de Barbacena, es entonces cuando este castillo queda completamente conformado.


En el siglo XVII, en el comienzo de la Guerra de la Restauração (1640-1668), la fortaleza fue sometida a trabajos de modernización para adaptarse a los ataques de la artillería. En 1645 tropas españolas asaltan el castillo y en 1658 la guarnición fue forzada a rendirse a las tropas de  Gaspar Téllez-Girón y Sandoval, 5º duque de Osuna. Esto hace necesaria una modificación de las defensas con nuevas obras de remodelación y fortificación, con diseño del ingeniero militar francés Nicolau de Langres, que vemos en la siguiente imagen .

 (del blog de Moises Cayetano Rosado)


Durante varios siglos el castillo y la fortificación fueron pasando de manos portuguesas a españolas sucesivamente. En la Guerra da Sucessão de Espanha (1701-1713), en 1708 la fortificación fue forzada a rendirse ante las tropas españolas bajo el mando del general Alejandro Maître de Bay y Pourtier, primer marqués de Bay, gobernador de la plaza fuerte de la capital Badajoz. De regreso al dominio portugués, en 1712 resistió con éxito a un nuevo ataque de las tropas del mismo oficial español. En la Guerra das Laranjas (1801), tropas españolas sembraron el terror, una vez más, entre la población de Barbácena. Ya en el siglo XX (1967) fue declarado Bien de Interés Público.

Tanto la construcción interior del siglo XVI como los añadidos abaluartados del siglo XVII, reforzados en el siglo XVIII, se mantienen actualmente en buen estado. El interior no se puede visitar al ser una propiedad privada, pero exteriormente sigue siendo un monumento espectacular, que podemos recorrer en sus caras norte y oeste (el sur y este quedan cercadas en la propiedad particular). Y espero que algún día se rehabilite su interior y pueda ser visitado.


Chimeneas:

Pero no acaba aquí la visita a esta bonita localidad, dimos un paseo por sus calles para admirar sus típicas chimeneas portuguesas, con su espectacular altura y variados diseños. El origen de estas chimeneas es de influencia morisca (algunas recuerdan a minaretes y pequeñas mezquitas) sin embargo empezaron ha instalarse después de la expulsión de los árabes. Normalmente las chimeneas son cilíndricas, cuadradas o rectangulares y en algunas de ellas se indica el año de construcción de la casa. 



Más fotografías de Barbacena

jueves, 16 de noviembre de 2017

Campo de Concentración de Castuera

 Base donde se situaba la cruz en el patio central

El Campo de Concentración de Prisioneros de Castuera, fue un importante elemento dentro del entramado represivo del franquismo. La memoria de las vícitmas de las cuales ya van quedando pocas, la pervivencia de algunos vestigios físicos muy diseminados, el esfuerzo de historiadores como Antonio D. López Rodríguez, quién nos guió por el campo y nos dió unas breves pero intensas pinceladas sobre la historia del campo, como era y como se fue transformado, así como el movimiento asociativo de la localidad de Castuera, como la "Asociación Memorial Campo de Concentración de Castuera", han contribuido a que el lugar sea declarado como Bien de Interés Cultural y su conversión en un lugar de memoria y un espacio educativo.

Base donde se situaban los barracones.
El Campo de Concentración funcionó entre marzo de 1939 y  marzo de 1940. Este fue el más importante por su tamaño y su duración, pero no el único, en las zonas de la Siberia y los Montes de Extremadura, también se adecuaron núcleos concentracionarios en el Palacio del Cíjara, Herrera del Duque, Fuenlabrada de los Montes, Castilblanco, Valdecaballeros, Siruela y en los caseríos de Zaldívar y de “Las boticarias” en Casas de Don Pedro.

El lugar elegido por los mandos de la 21 División para emplazar el campo es una extensa planicie, situada en la finca La Verilleja, ubicada a tres kilómetros de Castuera, en la falda norte de la Sierra de Benquerencia, y a la que se accede por el camino que pasa por las traseras del Cementerio, donde se descubriero varias fosas comunes, y en cuyos muros, según algunos testimonios, se prudojeron fusilamientos.



En el lado noroeste del Campo se encontraba el acceso principal al Campo. Dicha puerta estaba rodeada de alambradas, dispuestas en zig-zag para evitar fugas y un foso, desde allí se accedía a la zona principal. En su interior, un número variable de barracones prefabricados en los que se hacinaban en condiciones infrahumanas los prisioneros, 60 personas en cada barracón, y ahora cuando estás sobre el terreno, es terrorífico pensar en las condiciones en las que vivieron. También existieron varias construcciones auxiliares (zona de tiendas provisionales, servicios internos, barracones de incomunicados y posteriores, pozos y lavaderos). Al noreste, se encontraban las letrinas y el basurero del campo.


Foso, a un lado se situaba la alambrada.

A lo largo del tiempo que permaneció en funcionamiento, mas de 10.000 prisioneros civiles y militares pasaron por sus instalaciones. De hecho, según la documentación manejada por José Ramón González y Antonio D. López había en abril de 1939 un total de 5.950 prisioneros en el Campo.
El campo funcionó como espacio de internamiento, clasificación, reeducación, represión y aniquilación selectiva, según cuentan algunos supervivientes, una forma de eliminación fue la "Cuerda India", que consistía en arrojar a las minas cercanas como es el caso de La Gamonita o Tetuán, a grupos de prisioneros atados unos a otros y para asegurar su muerte lanzaban después bombas de mano.

Mina "La Gamonita"
Se conservan estremecedores testimonios, como el de Albino Garrido, quien fue voluntario en el ejército republicano y sirvió en el frente de Extremadura, que estuvo recluido en el campo, siendo uno de los pocos que consiguieron fugarse del campo, en enero de 1940 junto con otros cinco prisionero atravesaron la península hasta alcanzar la frontera francesa. 

"Un día, estando en la barraca, vimos pasar a los falangistas con un cadáver envuelto en una manta. Reconocimos la manta. Pertenecía a Isaías Carrillo Sosa, era de Almendralejo, provincia de Badajoz. Antes de haberle llevado a la barraca número ochenta, la de los incomunicados, estaba con nosotros. Cuando al grupo nuestro nos llevaron a la ochenta, nos enteramos cómo le mataron. Estaba matando piojos a la luz de la ventana y el falangista de guardia frente a la barraca disparó y le mató".

Volver a mi pueblo, Castuera, conocer parte de su historia de la mano de Antonio, pasear por este lugar una vez más, ver las flores colgadas de las paredes de la boca de la mina de La Gamonita o en la base donde se situaba "la cruz" en el centro del patio del campo, ha sido una experiencia muy emocionante ... me cuesta describir lo que he sentido.

 Aquí se situaban las letrinas.
Esta entrada solamente es un breve retazo de lo que significa el Campo de Concentración de Castuera, os recomiendo seguir los siguientes enlaces para conocer más profundamente la historia y lo que supuso este lugar.

Libro:
CRUZ, BANDERA Y CAUDILLO. El Campo de Concentración de Castuera.
Autor: Antonio D. López Rodríguez
Edita: CEDER - La Serena 
Año: 2006
ISBN: 84-95635-04-6



 Más Fotografías del 
Campo de Concentración
en mi ÁLBUM DE GOOGLE

lunes, 13 de noviembre de 2017

Mina Vallehondo


Tomando la pista que cruza la vía ferrea detrás del cementerio de Castuera, tras unos 4 kilómetros, sale a la derecha un camino que tras recorrer unos 500 metros nos lleva a la Mina Vallehondo.

Esta mina sigue un filón N-S encajado en pizarras y grauvacas, cuya paragéniesis es cuarzo, galena, calcopirita, arsenopirita, covellina, calcosina, pirita, esfalerita, ankerita y siderita. Para el aprovechamiento del plomo procedente de la galena. 


En la zona de Castuera, durante el siglo XIX la mayor parte de los trabajos de explotación e investigación eran realizados sobre labores antiguas, normalmente de época romana, durante esta época la minería del plomo era de gran importancia en la zona, prueba de ello son las abuntantes minas que aprovechan este mineral


Actualmente la Mina Vallehondo se encuentra abandonada, podemos encontrar restos de un pozo maestro de sección cuadrada, de 1,5 metros, un segundo pozo siguiendo el filón, restos de la casa de máquinas, casa de caldera, bases de los lavaderos circulares, así como restos de otras construcciones, pero lo que más llama la atención es su chimenea de planta cuadrada (2x2 metros), unos 10 metros de altura y perfil escalonado. 


Más fotografías de la 
Mina Vallehondo