Continuamos el viaje por la maravillosa Ilha de São Miguel, la Ilha Verde, esta vez recorriendo su costa sur a lo largo de la carretera que circunda la isla, desde Ponta Delgada hacia Povoaçao hasta Ponta da Ferraria (a la cual he dedicado una entrada en este blog) encontramos numerosos miradores desde los cuales se divisa el Océano Atlántico, espectaculares acantilados y un rosario de faros entorno a la isla. Unos paisajes únicos.
Povoação, en este pueblo se instalaron los primeros habitantes de la isla en el siglo XV, su nombre significa poblamiento en portugués, en su puerto existe un monumento que conmemora este hecho.
El islote de Vila Franca do Campo, se encuentra justo en frente en el continente, está a aproximadamente un kilómetro de la costa y se produjo tras el colapso de un antiguo volcán. Después de ser usado para muchos propósitos a través de los siglos - desde una zona militar a un viñedo - este islote fue clasificada como reserva natural en 1983. Y hoy día forma parte del Red Bull Cliff Diving World Series, de saltos desde acantilados.
En Agua de Pau se puede disfrutar de sus piscinas naturales bañadas por el agua del mar, son todo un espectáculo y en ocasiones el fuerte oleaje las cubre por completo. Bajamos a Caloura, un curioso pueblo de pescadores situado en un acantilado y con abundante vegetación y donde se encuentra el Restaurante Bar Caloura, donde se come bastante bien.
Seguimos hacia el oeste hasta Lagoa, quizá no es tan espectacular como otros lugares en la isla, pero esconde rincones muy bonitos e interesantes, merece la pena parar y caminar por el pueblo y el Porto dos Carneiros, donde se desembarcó por primera vez, durante la época de la colonización de Portugal, el ganado que hoy pasta plácidamente por toda la isla, otro lugar es la bonita playa de arena negra, Praia do Populo.
Relva, es una freguesia del municipio de Ponta Delgada, aquí hay que hacer una parada para bajar por el acantilado y descubrir el Trilho Rocha da Relva - PRC20SMI. De 5,5 kilómetros de longitud, con unas espléndidas vistas al océano.
Rocha da Relva y Rocha do Cascalho son dos plataformas de lava espectaculares, creadas por restos de lava y deslizamientos de tierra, donde crecen viñedo. Se trata de una faja detrítica, es decir, una zona aplanada en la base del acantilado, formada por depósitos resultantes de movimientos de ladera. En los acantilados se pueden observar varios depósitos de piedra pómez, flujos piroclásticos y coladas de lava, que describen la historia eruptiva asociada al volcán poligenético de Sete Cidades.
Aprovecho para repasar el vulcanismo de esta espectacular isla, está asociado a cuatro grandes edificios volcánicos poligénicos (Povoação, Furnas, Sete Cidades y Fogo) e a dos áreas e vulcanismo basáltico de edades diferentes, el Complejo Volcánico Nordeste, que es el más antiguo de la isla y el de Dos Picos.
Cerca de 500 volcanes monogenéticos, 35 lagos de diferentes dimensiones y una gran variedad de aguas minerales y termales y fumarolas de diferentes tipos, conforman la geodiversidad de la isla.
Desde que fue poblada la isla se han producido varias erupciones, destaca la que se produjo en 1563 (Vulcão do Fogo), la de 1630 (Vulcão das Furnas) y la de 1652 (Pico do Fogo), además de erupciones submarinas a lo largo de la isla, la más conocida la que se produjo en 1811 en Ponta da Ferraria.
Continuamos recorriendo el sur de la isla hasta Ponta Ferraría parando en los numeroso miradores que encontramos en nuestro camino:
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