Recorremos el valle rodeados de viñedos y frutales, con las altas montañas de fondo y llegamos a Bolzano-Bozen, la capital del Tirol del Sur y la puerta de entrada a los Dolomitas, lugar de estancia para nosotros durante estos días, para recorrer esta bonita región.
Es difícil no ver montañas desde cualquier calle de Bolzano. Los Dolomitas dominan el paisaje y se asoman a la ciudad por los huecos que dejan los edificios. Pero, si quieres ver las montañas sin tener que esquivar los grandes palacios, lo mejor es acercarse al Río Talvera o Talfer. El paseo por la orilla o cualquier puente, serán los miradores perfectos. Pero puede que el Puente Talvera o Talferbrücke sea el mejor.
Al otro lado del puente sobresale la mole de mármol blanca del Monumento a la Victoria. Una obra fascista que recuerda la victoria de Italia sobre el imperio Austro-Húngaro en la primera guerra mundial, esto también es historia.
Lo primero que hay que ver en Bolzano es a su habitante más ilustre: Ötzi. Una de las momias más antiguas que se han encontrado y que sigue permitiendo descubrir más y más de nuestros antepasados. Está en el Museo Arqueológico del Tirol del Sur. Aunque tuvimos que sufrir largas colas para acceder, mereció la pena. Los tres pisos del museo son dedicados a él, a su descubrimiento, los utensilios que portaba y como se conserva. Puedes ver la momia asomándote a una vitrina, impresionante. El 19 de septiembre de 1991 fue encontrado por Helmut y Erika Simon, uno de los mayores descubrimientos de la historia de la especie humana. Nada más y nada menos que unos 5.300 años de antigüedad.
El cuerpo de Ötzi quedó congelado en la cima de la montaña poco después de morir y, durante los 5.300 años siguientes, permaneció siempre cubierto por una capa de hielo que lo preservó. La muerte de Ötzi fue una incógnita durante años, pero resulta que es uno de los crímenes más antiguos de la historia de la Humanidad de los que se tiene constancia, se descubrió que tenía una herida de flecha en el hombro (la punta de la flecha estaba todavía en su cuerpo) y varios cortes y se comprobó que murió desangrado: esa flecha le rompió una arteria.
Dejamos a Ötzi y nos dirigimos a la Plaza Walther que está dedicada al poeta alemán Walther von der Vogelweide, cuya estatua está en el centro, lo que demuestra que la historia de esta ciudad está muy ligada al mundo germánico, sin duda resultó ser el sitio perfecto para la primera toma de contacto con la ciudad, con vistas de las montañas que rodean Bolzano.
El campanario de la catedral gótica, de 65 metros de altura, domina la plaza, entramos en la Catedral dedicado a Nuestra Señora de la Asunción donde destaca las sólidas columnas y la decoración del púlpito barroco.
Un lugar muy interesante de la ciudad es la Capilla de San Juan en la Iglesia de los Dominicos y es que no éramos conscientes cuando viajamos a Tirol del Sur de que íbamos a una región con algunos de los frescos medievales más importantes de Europa, lo comprobamos en diferentes lugares a lo largo del viaje y un ejemplo de ellos son los frescos de la capilla de San Juan, atribuidos a la escuela de Giotto, fueron pintados en la primera mitad del siglo XIV y el ciclo muestra la leyenda de San Juan, la historia de María, la leyenda de San Nicoló y los cuatro jinetes del Apocalipsis.
Paseamos por el casco antiguo de Bolzano, con la atmósfera tranquila que uno espera encontrar en mitad de un paisaje tan idílico lleno de verde y naturaleza, aunque estés en pleno centro de una capital. En la Via dei Bottai se pueden ver los letreros de hierro forjado de las tiendas, mientras que en Via dei Portici son los pórticos, soportales los que se llevan todo el protagonismo y es que es la calle comercial de la ciudad ya desde la edad media. La Piazza delle Erbe, literalmente plaza de las hierbas, era la antigua plaza del mercado donde se vendían higos, peras, albaricoques o melocotones.
En las afueras de la ciudad de Bolzano, en el acceso al valle Sarentino – Sarntal, se encuentra la joya de la corona de los castillos de Bolzano, Castel Roncolo. En su interior, que no pudimos visitar, se encuentra el mayor ciclo de frescos, pintados durante el siglo XV y muestran cómo era la vida diaria de la sociedad cortesana. En el exterior una mole de piedra con sus torres en punta en la ladera de una montaña rodeada por espesos bosques.
A principios del siglo XX, el Tirol del Sur tuvo un papel pionero a nivel mundial en la realización de los primeros teleféricos. El Teleférico de Colle, fue construido en 1908 y con un desnivel de 840 metros te lleva desde Bolzano a Colle, donde dar un agradable paseo por el bosque y por las bonitas casas que encontramos al llegar.
Otro de los teleféricos es el Teleférico de Renón que nos llevó a Surprabolzano a una altitud de 1221 metros, desde donde continuamos el recorrido en el popular trenecito hasta Collalbo a través de prados y campos con pequeñas masías. En el pueblo de Longoformoso es posible admirar las “pirámides de tierra”, un fenómeno geológico del que trataremos en otra entrada de este blog.
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