La
UNESCO declaó al Albaicín Patrimonio
Mundial de la Humanidad en
1994, pues sus callejuelas y casas típicas poseen una belleza y
encanto sin igual y conservan desde hace más de mil años su
carácter popular, íntimo y acogedor, es necesario pasear
y perderse por
sus rincones para descubrir la esencia de este barrio.
Gran
parte de su encanto reside en los muchos cármenes que
pueblan el barrio (casas típicas con huerto y jardín), así como en
las cuestas que conducen a sus impresionantes miradores,
el más famoso es el Mirador de San Nicolás pero hay otros menos
conocidos y donde hay muchos menos turistas con las mismas o mejores
vistas a la alhambra.
El
Albaicín mantiene la trama urbana del periodo nazarí, con calles
estrechas, en una intrincada red que se extiende desde la parte más
alta (San Nicolás) hasta el curso del Río Darro y la calle Elvira,
que confluyen en Plaza Nueva. Constituye uno de los núcleos antiguos
de la Granada musulmana, junto con la Alhambra, el Realejo y el
Arrabal de Bib-Arrambla, en la parte baja de la ciudad.
Caminar
por el Sacromonte
que es el barrio más distintivo de Granada,
de fama mundial por sus viviendas en cueva y sus magníficas vistas,
llegando hasta la Abadía que no pudimos visitar. Se trata de pasear
y dejarse llevar, caminar entres sus intrincadas calles con sus
chumberas a ambos lados de las calles, sus casas encaladas con vistas
a la ciudad y la Alhambra simplemente espectaculares.
El
Sacromonte es el tradicional arrabal de los gitanos granadinos que
llegaron a España en el siglo XV, tras deambular por Europa y África
y que fueron retratados con gran maestría por el poeta Federico
García Lorca en su libro “Romancero Gitano”. Tampoco te puedes
ir de Granada sin visitar el Parque García Lorca y pasear hasta la
Huerta de San Vicente, la casa de Lorca en Granada, cosa que hicimos.
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