"El Palancar"
"En el lugar del Pedroso, en veinte dos días del mes de mayo del año del
Señor de mil y quinientos y cincuenta y siente, el Señor Rodrigo de Chaves,
que había edificado una casa y cerrado un pedazo de tierra para huerta en la
dehesa del Berrocal, junto a la fuente del Palancar, dijo que le concedía a
Fray Pedro de Alcántara, que ganó un breve apostólico para vacar a la oración
y contemplación viviendo vida eremítica, la dicha casa y huerta para que more
en ella por todos los días de su vida."
Jardines
Fray Pedro de Alcántara, que ganó un breve apostólico para vacar a la oración
y contemplación viviendo vida eremítica, la dicha casa y huerta para que more
en ella por todos los días de su vida."
Jardines
Este texto anteriormente transcrito es el que se encuentra a la entrada de este singular convento situado en Pedroso de Acim, siendo el primer convento de la Reforma Alcantariana que se sitúa en tierras del Duque de Alba, en la dehesa El Berrocal de esta localidad cacereña. Su nombre proviene de la fuente que se encuentra a la entrada "Fuente del Palancar". Fundada por San Pedro de Alcántara, es conocido en los pueblos del entorno como "El Conventino". La peculiaridad que lo hace especial es que es el Convento más pequeño del mundo, con sus 72 metros cuadrados donde se encuentran, la iglesia, claustro, celdas, refectorio y oficinas. Terminó su construcción en el año 1558 y estuvo activo hasta el año 1837 cuando tuvieron que abandonarlo, treinta años después el Arzobispado de Coria se hizo con el. Actualmente existen algunos monjes en el nuevo convento.
Iglesia
Una vez en el lugar y tras bajar del coche, ya sientes que es un lugar especial, el silencio paseando por los jardines anexos y la huerta, solo roto por los pájaros y la cocina del convento, son cerca de las doce y media, hora de hacer la comida. Un precioso jardín con unas vistas al entorno magníficas, un lugar ideal para pasear y meditar, sin duda. Un lugar tranquilo.
Claustro Grande
Por fin llega la hora y llamo al timbre de la puerta de entrada, me recibe un monje que con gran amabilidad y simpatía hace de guía del convento, me cuenta la historia del mismo y sus peculiaridades.
Primeramente visitamos la iglesia con sus tres altares con las imágenes de la Inmaculada, San Francisco y Santo Domingo, el dedicado a San Pedro y a San Antonio de Padua. Es una construcción del siglo XVIII y encerró entre sus muros al "conventino".
Escaño de San Pedro de Alcántara
Pasamos al claustro grande, una construcción del siglo XVIII con una bonita fuente de piedra en el centro y abundantes plantas entorno a ella. Y de aquí pasamos al Convento, nada más entrar la primera sensación es de paz, de recogimiento y lo que llama la atención es la austeridad del lugar. Es un lugar pequeño, por momentos claustrofóbico y si se piensa que en este pequeño lugar llegaron a habitar 9 monjes pues más claustrofóbico aún. Además de la altura de los techos y puertas de accesso, muy baja.
Celda de San Pedro de Alcántara
Capilla
A la entrada un escaño que usaba San Pedro de Alcántara, da paso a un estrecho pasillo que conduce al mínimo claustro que puede ser más o menos tres por tres metros y al que da la celda de San Pedro, que en realidad es un pequeño hueco bajo la escalera, me cuenta que dormía sentado en una piedra y apoyando la cabeza en un tronco de un árbol, siempre descalzo. El pozo, la pequeña cocina con un fuego en uno de sus extremos, el refectorio sin mesas y con asientos de piedra, la despensa, y la celda del portero. La pequeña capilla con las paredes de mosaico azul con diferentes imágenes. En el piso superior más celdas que no se pueden visitar por peligro de derrumbe del suelo.
Pequeño Claustro del Convento
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